En busca de un mejor futuro.
Recuerdo con claridad aquellos días cuando vine a los Estados Unidos, tenía solo 15 años de edad, desde ese entonces mi vida ha cambiado, tuve que dejar en Santo Domingo (Republica Dominicana) a mis seres más queridos, mi madre, mis hermanos y a mis amigos. Mi madre se resistía a que su hijo más pequeño se alejara de ella, pero con el dolor de su alma aceptó.
En esos días de cambio viví con mi padre y mi tía Mery aquí en los Estados Unidos, la separación de mi hogar fue frustrante ya que nunca me había separado de mi madre. Mi adaptación al sistema de este país fue difícil en el principio. La preocupación de mi madre por mi era cada vez mas intensa, se preocupaba por saber como me sentía emocionalmente en realidad ya que el cambio de ambiente fue muy triste para ambos.
Yo con mi conciencia perturbada en saber que mi madre estaba preocupada, la llamaba por teléfono si mal no lo recuerdo hasta dos veces al día, para tranquilizarla un poco.
Cuando solo me faltaba un año para terminar la secundaria en santo domingo, mi padre decidió que estudiara en South Broward. En aquella escuela me habían bajado un grado por el idioma inglés. Me dediqué a practicar béisbol, después que salí de la secundaria a los 18 años de edad, ingresé a la universidad (BBC) como estudiante de veterinaria, y continué buscando mí sueño de ser un jugador de las grandes ligas.
A los 21 años firmé un contrato de 3 años con el equipo de Boston, red sox, pero seguí con mis estudios, un año y medio después me gradué de veterinaria. Ya profesional pude traer a mi madre y a mis hermanos a los Estados Unidos, me sentí alegre cuando los tuve cerca de mí nuevamente y ya puedo decir que mi vida ha sido un éxito total, los sacrificios han valido la pena.
Mi esposa y mis hijos
Solo tenía 25 años cuando conocí a una gran mujer llamada Mayrelis en un restaurante, recuerdo que la invite a cenar al mismo restaurante donde la había conocido, después de más de un año de noviazgo nos casamos. Un año después nace nuestro primer hijo Hilario Júnior, ha sido la mayor alegría recibida en mi vida porque me convertí en padre de familia. Tres años mas tardes mi esposa volvió a darme una hermosa niña a la cual pusimos el nombre de Reina Rosa su nombre fue la combinación de los nombre de sus abuelas.
Después de un largo tiempo mi esposa y yo decidimos mudarnos a nueva york, ciudad en la que establecí mi propia clínica veterinaria, ya estaba retirado del béisbol, mis hijos fueron buenos estudiantes, Hilario júnior siguió mis pasos como veterinario y Reina Rosa se convirtió en una profesional del derecho. Me fui retirando del negocio a medida que trascurría el tiempo, mi hijo se encargo de la clínica, mi esposa y yo decidimos regresar nuevamente a Santo Domingo donde compramos un apartamento, ya con 60 años cumplidos el clima de nueva york no era lo mas favorable para mi salud ni para la de mi esposa, allá teníamos la posibilidad de estar mas tranquilos.
domingo, 21 de octubre de 2007
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